Aquella noche amarga
Que nos dejó las caras largas
Y un ojo a la virulé.
Aquella noche de magia
Que no curó ni un buen café.
Aquella noche me amabas
Hasta que la luz de la mañana
Vino a callarnos para siempre.
Aquella noche en que ladraba
Un vagabundo alcolizado
En la plazuela de enfrente.
Y juntamos nuestras voces a ese coro
Yo mirándote los pechos, tu mirándome a los ojos.
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